Don Mario Carmona contaba que por aquel camino cruzaba un animal cuya huella no podía identificar con certeza. Señalaba, lo que según él, era el pequeño rastro que dejaba a su paso; un rasguño casi imperceptible que sólo podría identificar con tal facilidad alguien que conoce al detalle los montes del cañón del Río Verde.
-“No es gurre, guagua ni conejo, pero ahí parece que se para un animal y deja un rasguño”.
Atentos a la indicación, miembros
del equipo de RíoVerde instalaron una
cámara automática en el sitio exacto.
Don Mario no se equivocaba, no
era gurre, guagua, ni conejo…