sábado, 4 de noviembre de 2017

Cazadores animales y humanos: actores claves para RíoVerde en la cadena de la comunicación y la conservación de la biodiversidad.

Desde la vereda Brasilal, corregimiento de Río Verde de Los Montes, Sonsón-Antioquia, cazadores registraron con la cámara de su celular, un encuentro que los dejó sorprendidos: una culebra cazadora (conocida cómo “toche” en esta región), depredando a una mapaná, una de las más temidas y respetadas serpientes venenosas.




Tal y como asegura Jair Carmona, miembro  de RíoVerde, habitante de este corregimiento de Sonsón y multiplicador de este reporte: “Este registro ayuda a que las comunidades campesinas recapacitemos sobre el papel de las culebras cazadoras y la importancia de conservarlas, ya que comprobamos que ayudan a controlar naturalmente la población de especies venenosas como la mapaná, muy común y peligrosa por estas tierras”.





Pequeñas acciones como esta ratifican y alientan algunos de los objetivos misionales de RíoVerde: 

(1) Educación y reflexión ambiental para la conservación de la biodiversidad apoyada en el lenguaje audiovisual. Hoy por hoy, el proceso de que los campesinos y campesinas comiencen a reconocer poco a poco algunas especies de serpientes comunes en sus territorios a través de la capacitación, ha permitido reducir las muertes de las culebras no venenosas por parte de algunas familias habitantes de las localidades donde RíoVerde desarrolla actividades desde 2016. Vale anotar que antes de que esta RED hiciera presencia allí, culebras venenosas y no venenosas eran temidas y sacrificadas casi siempre sin distinción alguna, considerando que el solo hecho de ser culebra ya era suficiente motivo para matarlas. Hemos descubierto que aunque algunos elementos culturales la subyacen, esta conducta es más propiciada por el miedo y el instinto de supervivencia que por cualquier otra razón y reconocemos que existe en ella un valor implícito y es: el cuidado mutuo, que entre otras cosas hace mucha falta en las sociedades modernas.


Equipo audiovisual de la RED en el corregimiento Río Verde de Los Montes en entrevista con Jair Carmona.

(2) La inclusión a la RED de personas que ejercen la cacería, la pesca o el aserrío de maderas y que desarrollan estas actividades por subsistencia. Estos actores generalmente estigmatizados, erradamente catalogados e incluso, perseguidos,  guardan tras su silencio y exclusión un acervo impresionante de información sobre la historia natural de la flora y fauna silvestre local que está siendo desaprovechada. Al parecer aún no nos percatamos del importante papel que pueden llegar a jugar en la cadena de la conservación y comunicación de la biodiversidad bajo un modelo más incluyente e innovador, más cercano de la educación, el diálogo de saberes y la construcción mancomunada de conocimiento, que de la represión y el señalamiento. 

Su contexto social y ambiental, muchas veces desconocido, resulta siendo, la mayoría de las veces, blanco de juicios arbitrarios a distancia, desde la comodidad del escritorio o de la postura radical ambientalista, coarta así cualquier posibilidad para que estos personajes aporten todo su potencial y se abran a experiencias más sensibilizadoras en pro de la adecuada gestión de sus recursos naturales. 

Hace mucho tiempo que en varios países del mundo los cazadores pasaron de perseguir y ser perseguidos a poner todo su conocimiento, pericia y experiencia al servicio de la conservación de la biodiversidad con muy buenos resultados. En RíoVerde soñamos con que los “disparos de las cámaras” vayan reemplazando paulatinamente los tiros de escopeta y que sean estos personajes, andariegos incansables de las montañas y ríos antioqueños, quienes nos sorprendan y maravillen con sus  particulares miradas e historias de la naturaleza a través de las imágenes y sonidos que tal vez sólo ellos, por su bagaje y oficio, puedan lograr con un poco de orientación y práctica. 


Perra cazadora criolla -Corregimiento RíoVerde de los Montes -Sonsón Antioquia

Como red campesina, nos cuesta juzgar de tajo la práctica de la cacería o del aprovechamiento de los recursos naturales con fines de subsistencia, máxime en aquellas comunidades apartadas e históricamente sustentadas en ella, entendiendo a profundidad que de este tema con tantas aristas se deriva una discusión amplia y nutrida que debe irse abriendo un espacio en la sociedad. Por ahora, concordamos más con posiciones como la de Brigitte Baptiste, directora del Instituto Alexander Von Humboldt, en su artículo Comer Borugo, publicado en el periódico La República el 26 de octubre de 2013, del que citamos fragmentos:

“Las prácticas locales, las tradicionales y las que provienen de la innovación adaptativa de las sociedades rurales que han utilizado la biodiversidad por milenios, son sistemáticamente discriminadas, excluidas y costosamente ignoradas en un país que reclama alternativas a la pobreza, la exclusión y se precia en los eventos internacionales de su patrimonio natural”.

“Pero mientras no podamos ni siquiera hacer investigación sobre los usos de la fauna, incluido el diseño de cotos de caza, por ejemplo, seguirán pasando miles de borugos por los caminos del tráfico ilegal, moviéndonos más y más cerca de un modelo mafioso de gestión de recursos naturales”.

Leer artículo completo Comer Borugo ///




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